[bum bum, bum bum]

Sentimos el tiempo desde que nacemos. Aprendemos que las cosas suceden en un orden, que no podemos devolvernos ni adelantarnos, sino que vivimos en un flujo constante de vida… hasta que no. Intentamos referirnos a él y describir los eventos que sucedieron en aquel presente. Intentamos. Porque al final cada uno tiene una experiencia de vida totalmente distinta, y por ende del tiempo. No importa qué tan preciso sea nuestro lenguaje o el reloj que utilicemos, al Tiempo no le importa el ‘tiempo’, sólo le importa la vida.